La medicina ha sido siempre mi gran pasión, desde niña. Mis pacientes son las protagonistas de mi historia, con quienes comparto el día a día, quienes, con su valentía, me han enseñado a ejercer mi profesión, depositando en mí su confianza para que cuide de su salud y para que traiga sus hijos al mundo. Grandes maestros sembraron en mí la inquietud por el aprendizaje y el amor y el respeto por mis pacientes.
Si hay un día que marcó mi vida, fue el día que, terminados mis estudios de Medicina, efectué el juramento hipocrático, que incluye frases tan maravillosas y profundas como éstas: “Me comprometo a consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida de mis pacientes serán las primeras de mis preocupaciones. Mantendré el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica”. Hipócrates (siglo V a. C.)
Espero haber estado hasta ahora a la altura de este juramente y deseo seguir cumpliendo siempre con este compromiso maravilloso.