Se llama trabajo de parto porque realmente se compara el embarazo a la preparación para una maratón y el parto a la maratón, de manera que no importa cómo haya sido, todas las pacientes necesitan una buena recuperación tras ello. 

El puerperio es un periodo aproximado de 6 semanas tras el parto, muy intenso y de grandes cambios, te vamos a dar una serie de consejos que ayudarán tanto a tu bienestar emocional, como físico, debes cuidarte tanto por “fuera como por dentro”. 

¡No seas una heroína!, acompáñate de todo lo que necesites, ayuda familiar, intenta evitar el dolor y puedes tomar analgésicos para ayudarte si es necesario, pues tu recuperación será mejor sin dolor.

Hemos de pensar que tenéis un bebé nuevo sin libro de instrucciones, pero no te preocupes, aprenderás muy rápido y lo harás muy bien. 

 

 

 

Los cuidados emocionales

Psicóloga Elisenda Vilasaló

 

El puerperio es una etapa muy intensa a nivel emocional. Los cambios hormonales, el cansancio o agotamiento del parto y el estrés que supone el cuidado del bebé puede hacerte sentir muy vulnerable y que la nueva situación te desborda, haciéndote dudar de tu capacidad para afrontar esta etapa. 

 

Se da una cascada de emociones ambivalentes no fáciles de gestionar ni por tí misma ni por las personas cercanas que te acompañan. Estas emociones son, por ejemplo:

  • La alegría por tener a tu bebé, por verle la cara y el cuerpo por fin, después de haberle llevado 9 meses dentro de tí, por irle descubriendo, por verle evolucionar y crecer
  • La tristeza por el agotamiento, por las hormonas y por el reajuste de las expectativas (si se extiende en el tiempo o es muy intenso es recomendable consultar un/a especialista de la psicología)
  • La culpa por no llegar a todo, por no ser la madre perfecta que te habías imaginado, por no saber suficiente sobre cómo cuidar de tu bebé
  • El miedo o inseguridad por no saber si lo estás haciendo suficientemente bien o por querer proteger a tu bebé para que no le pase nada
  • La extrañeza por las nuevas sensaciones en tu cuerpo, por la experiencia de fusión con tu bebé, por la responsabilidad y la incertidumbre que conlleva esta nueva e intensa experiencia de tener un hijo/a en tu vida
  • La frustración o enfado porque te cueste sintonizar con las necesidades del bebé o porque no te sientes suficientemente entendida por tu pareja, por tu familia o por las personas cercanas a tí
  • El amor grande y profundo, que no habías experimentado nunca, un amor incondicional que es nuevo para tí.

 

 

Para afrontar todas estas emociones necesitas paciencia y amor hacia tí misma. Es muy importante que te permitas sentirlas y expresarlas, que no se queden dentro ni que las transites en soledad. 

Debes darte permiso para sentir sin censura y que compartas tus emociones con tu pareja, con tu familia, con tus amigas y con mujeres madres que están en tu situación o que hayan pasado por ella. Déjate cuidar y cuidate, descansa todo lo que puedas. No te exijas demasiado. Confía en que paso a paso te irás adaptando a la nueva situación e irás encontrando tu propia manera de afrontar la maternidad. Y no olvides que, por muy compleja y difícil que resulte esta etapa, tener la oportundidad de compartir el amor con tu bebé no deja de ser un regalo  único, indescriptible y transformador.