La misión principal del uso del ácido hialurónico en Ginecoestética es mejorar la mucosa vaginal en casos de sequedad y atrofia.
De hecho, prácticamente la mitad de mujeres en la menopausia presentan sequedad vaginal, lo que les produce picor, irritación, dolor al mantener relaciones sexuales e infecciones urinarias más frecuentes. Todo ello afecta significativamente a su calidad de vida.
La sequedad vaginal también puede estar provocada por enfermedades (como el Síndrome de Sjögren) y por algunos medicamentos, como por ejemplo el tamoxifeno (utilizado como tratamiento complementario del cáncer de mama), por los anticonceptivos hormonales de baja dosis, por la isotretinoína (que se utiliza en casos de acné severo) y por algunos antidepresivos.
Asimismo, puede ser necesario mejorar la calidad de la mucosa vaginal en caso de existir cicatrices retráctiles postparto o tras una cirugía de esa zona.
Este “anti-aging” genital se puede realizar con infiltraciones de ácido hialurónico reticulado combinado con manitol. Esta sustancia se comporta como una “esponja”, absorbiendo agua, de forma que el tejido adquiere turgencia, elasticidad, hidratación.
El tratamiento se realiza en la consulta y no requiere hospitalización.
Ha de ser realizado por un médico perfectamente cualificado para aplicarlo y en condiciones adecuadas de higiene.
La paciente debe acudir a consulta unos 30 minutos antes del tratamiento para que se le aplique una crema anestésica, que prácticamente elimina las molestias que puedan derivarse de la aplicación de este producto.
El ácido hialurónico se puede inyectar en el vestíbulo de la vagina o en la mucosa vaginal, nunca en el clítoris (por su gran vascularización) ni en los labios menores (por lo fina que es su piel). Las agujas que se emplean son de un calibre muy fino.