Anemia

En el embarazo es muy común sufrir anemia, de hecho, suele afectar al 50% de las mujeres que esperan un bebé.  Lo más habitual es que se desarrolle a medida que avanza el embarazo.

La causa más común suele ser la falta de hierro. Además, las náuseas y los vómitos característicos del primer trimestre, así como una dieta inadecuada durante la gestación, pueden favorecer su aparición.

El hierro es fundamental para la fabricación de hemoglobina, que es una proteína presente en los glóbulos rojos y que lleva el oxígeno a las células.

Un déficit de hierro en el embarazo puede asociarse al bajo peso del bebé al nacer, a un parto prematuro o a una insuficiencia cardíaca materna.

Para controlar la anemia, hacemos un control analítico cada trimestre que nos alertará sobre una posible falta de hierro.

Debe tenerse en cuenta que, durante el embarazo, la sangre contiene más líquido, con lo cual la hemoglobina y el hierro están más diluidos. Esto hace que tengamos que tener cuidado al interpretar los análisis, pues puede no haber realmente una anemia o ésta ser menor de lo que nos indican los resultados.

Para mejorarlo, solemos indicar hierro asociándolo a vitamina C, lo que facilita su absorción (te aconsejamos no tomarlo con lácteos, pues el calcio dificulta que se absorba), dietas específicas o complementos alimentarios ricos en hierro que mejoran la salud de las mamás.

Recomendamos incorporar desde el primer día de embarazo los siguientes alimentos ricos en hierro:

  1. Carnes rojas, especialmente de ternera, pavo y cerdo.
  2. Hígado de pollo, ternera, pavo y cordero.
  3. Frutos secos como almendras, nueces y avellanas.
  4. Frutos deshidratados como ciruelas, pasas, dátiles y albaricoques.
  5. Legumbres como lentejas, habas, guisantes, tofu y soja.
  6. Cereales, especialmente los que ya vienen preparados para desayuno que están enriquecidos con hierro.
  7. Mariscos como calamares, mejillones, almejas, langostinos, gambas, cigalas, bogavantes, ostras y caracoles.
  8. Chocolate
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